lunes, 15 de febrero de 2010

Viviendo en el iWorld

Viviendo en el iWorld
Alejandro Mier Carbonell El Universal 14 de febrero de 2010

Un periodista se presenta a la oficina del Señor Twitter a pedir trabajo y le entrega su currículum. “Tiene más de 140 caracteres”, le dice éste con cara de pocos amigos y se lo devuelve. Mientras tanto, el Señor Google se pone las botas para darle el farewell, so long… (estilo La Novicia Rebelde) de una vez y para siempre. El periodista suspira y se pregunta a dónde ir, todo parece perdido.
Pero fíjese usted que no (si, usted, el lector). De que los periódicos y las revistas cada vez van a ser menos, pues pa que le digo que no, si sí. Pero ni los contenidos escritos van a desaparecer ante el ascenso del homo videns ni a los periodistas los va a sustituir RD-D2.
We are the now generation, we are the generation now! canta Fergie, vocalista del famoso grupo Black Eyed Peas. Google is my professor, wikipedia checker… la gente enloquece. No hay duda, vivimos en la era de la inmediatez, en donde si eres lento, eres feo, como el anuncio de la Renault, and We ain’t got no patience, no, we sure can’t wait, not today.
Pero resulta que el periodismo ni es una ciencia, ni puros datos. El periodismo es sensibilidad, que no es lo mismo que sensiblería. El periodismo es cultura, y la ciencia podrá enseñarnos muchas cosas, pero sólo la cultura nos enseña a vivir.
Cierto es que el profesional de la información del nuevo milenio debe de estar al día, y que el twitter es una excelente manera de monitorear medios y mantenerte en el loop informativo. Pero al fin y al cabo es una herramienta y su buen uso depende de nosotros. El periodista observa y registra y comunica como no la hará nunca una computadora porque siente, entiende, se interesa.
Por otro lado, hay quienes dirían que la inteligencia colectiva y el periodismo ciudadano nos harán obsoletos, pero ni la colectividad es tan inteligente como queremos creer ni el periodismo ciudadano suele tener la calidad del profesional.
No nos olvidemos, entonces, de que la tecnología está en función de la vida, no al revés, y de que en el mundo de la comunicación, la computadora, el teléfono, el bipper y si quiere usted el tamagochi, no son más que intermediarios entre personas de carne y hueso. Sin embargo, no nos olvidemos de que por más que cambiemos, los seres humanos sólo somos más que información.
Estudiante de periodismo del ITESM-CCM

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